Turquía es una tierra llena de historia, heredera de los grandes imperios romanos, bizantinos y otomanos. Una tierra con una cocina refinada injustamente desconocida. Una tierra con paisajes que alternan playas de arena blanca y picos majestuosos. Y sobre todo la tierra de una de las metrópolis más bellas del mundo: Estambul, que tanto ha fascinado los viajeros, escritores y artistas occidentales.
De las chimeneas de hadas de Capadocia a las ruinas romanas de Éfeso, de las playas de agua turquesa del Mediterráneo a los derviches giratorios, de los mosaicos de Santa Sofía a los vapores de sus baños, Turquía se merece más que una simple parada.
Capadocia: sobrevolar en globo las impresionantes formaciones geológicas de Capadocia Estambul: disfrutar una cena privada en un antiguo palacete otomano Marmaris: recorrer las aguas turquesas de Marmaris en goleta de lujo Pamukkale: darse un chapuzón en estas maravillosas piscinas naturales de agua turquesa Konya: maravillarse con los bailes místicos de los derviches giradores